Llevo casi un año viajando en mi furgoneta amarilla, desechada por el Servicio Federal de Correos de Alemania, y ya he recorrido 20.000 kilómetros, una vez de ida y vuelta a las Islas Canarias y otra vez alrededor de la Península Ibérica, incluido Portugal.
En primavera partí de La Palma, visité El Hierro, Lanzarote, Gran Canaria, Tenerife y tomé el ferry a Andalucía.
A finales de abril vía Málaga, Murcia, Valencia hasta Barcelona, desde donde cogí el ferry hasta Roma. ¡¡¡¡Qué viaje!!!!
Di mi taller de pintura allí en Toscana, en Umbría, en Casa Simoncelli.
Después de un día en Rávena, donde me maravillé ante los hermosos mosaicos, escapé a tiempo de la inundación.
A mediados de mayo fuimos a Alemania, después de una inspección técnica exitosa continuamos a través de Dinamarca, a lo largo de la costa del Mar del Norte, hasta Noruega en el paisaje de los fiordos y hasta casa de mi hijo.
No lo podía creer en absoluto, mi sueño se había hecho realidad: viajar solo en autobús a la naturaleza elemental e indescriptiblemente poderosa, visitar iglesias de madera y simplemente estar en la cascada, junto al fiordo o en las montañas.
Y Mittommer en Noruega, donde no oscurece, donde hay celebración. Realmente disfruté eso.
Por suerte lo logré todo bien. Estoy muy orgulloso de ello también. ¡Por suerte tengo el coraje!
Después de otra animada estancia en Alemania en julio, ahora aterricé en Dinamarca, en Fionia, donde para variar alquilé un apartamento en una bonita y pequeña ciudad de artistas. He estado aquí durante cuatro semanas y disfruto de estar en un lugar y estoy en una especie de contemplación interior. Todo se puede procesar, ¿verdad?
En el camino doy seminarios de pintura y dejo que me brille el sol.
A mediados de septiembre me dirijo de nuevo al sur...
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